Después de la destrucción sitios arqueológicos en Siria e Irak, el Estado Islámico (ISIS) está consiguiendo fuerte ingresos derivados de la subasta de antigüedades robadas mediante canales como las redes sociales.
Entre las piezas, se subastan pergaminos de origen hebreo y arameo, estatuas de gran valor de oro, tablillas de arcilla, monedas antiguas, etc. Sin duda, el valor económico derivado de sus ventas se estima que puede superar los 100 millones de dólares.
El problema es que todas estas piezas procedente de su sustracción ilegal y por supuesto de su posterior venta también ilegal que está poniendo en peligro parte del legado histórico. En los últimos tiempos están desapareciendos miles de piezas arqueológicas; incluso muchas de ellas que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Por el momento, la forma de operar de la organización terrorista consiste en utilizar intermediarios para transportar dichos objetos de Irak y Siria mediante Turquía y El Líbano.